Nota Informativa

Presenta CEMDA reporte El Sistema Arrecifal Veracruzano, un Área Natural Protegida amenazada

En el marco de la defensa del Sistema Arrecifal Veracruzano (SAV) y la Reserva de los Tuxtlas que -conjuntamente con expertos, académicos y organizaciones de la sociedad civil como La Roca y Lavida- lleva a cabo el Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA), se dio a conocer el reporte El Sistema Arrecifal Veracruzano, un Área Natural Protegida amenazada, el cual da cuenta del grave estado de deterioro en que se encuentra y de los impactos negativos que esto tiene para el medio ambiente así como para la salud y calidad de vida de los seres humanos.

En México, las Áreas Naturales Protegidas (ANPs) son, sin duda, uno de los mecanismos más importantes con los que cuenta el Estado para garantizar el derecho fundamental al medio ambiente sano de las personas y los pueblos, puesto que entre su razón de ser se encuentra preservar los ambientes naturales representativos de las diferentes regiones y de los ecosistemas más frágiles; asegurar la preservación y aprovechamiento sustentable de dichos ecosistemas y proteger los entornos naturales de zonas, monumentos y vestigios arqueológicos, históricos y artísticos, así como zonas turísticas y otras áreas de importancia para la recreación, la cultura e identidad nacionales y de los pueblos indígenas.

Desafortunadamente, hoy en día las ANPs enfrentan serios problemas que dificultan garantizar la conservación de los recursos naturales que resguardan. En el caso concreto del SAV, actualmente la amenaza principal proviene del proyecto de ampliación del Puerto.

El SAV está ubicado frente a las costas de los municipios de Veracruz, Boca del Río y Alvarado. Está integrado por 28 formaciones arrecifales, cayos e islas y representa el sistema arrecifal de mayor tamaño de la región centro del Golfo de México, el cual es hogar de varias especies protegidas. Además de su alto valor ecológico, desde el punto de vista social es de gran relevancia para la realización de actividades pesqueras, de buceo deportivo y turismo de playa. Se estima que el valor económico de los servicios ambientales que presta asciende a más de 290 millones de dólares.

En México los arrecifes de coral ocupan un área de cerca de mil 780 km2, es decir, cerca del 0.63% del área total de este tipo de arrecifes en el mundo. Su diversidad es comparable sólo a la de las selvas tropicales y los bosques de niebla. Su gran valor ambiental radica en que son lugares de crianza, refugio, alimentación y reproducción de muchas especies, principalmente de carácter comercial. De hecho, se estima que alrededor de 10% de la producción mundial de proteína para la alimentación humana proviene de estos ecosistemas . Adicionalmente, proveen servicios ambientales fundamentales, tales como prevenir la erosión de la costa y disminuir la fuerza del oleaje. Asimismo, constituyen la estructura de protección más efectiva contra tormentas tropicales y huracanes.

A pesar de su importancia, los arrecifes son afectados por diversas actividades humanas. Históricamente –desde la llegada de Hernán Cortés a México en 1519 y la fundación de la ciudad y el puerto de Veracruz- el SAV ha sido fuertemente impactado por la actividad humana, frene a lo cual ha demostrado gran resiliencia. Para protegerlo, en 1992 se creó el Parque Nacional Sistema Arrecifal Veracruzano (PNSAV). En 1998 fue considerado dentro del Programa de Regiones Prioritarias para la Conservación de la Biodiversidad, en 2004 fue inscrito en la lista Ramsar de Humedales de Importancia Prioritaria Internacional y, finalmente, en 2006 la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés), incorporó al PNSAV como Reserva de la Biósfera .

A pesar de ello, y derivado del proyecto de ampliación del Puerto de Veracruz, la poligonal del ANP ha sido modificada, poniendo en riesgo zonas y ecosistemas muy relevantes. Fue la propia Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) la que argumentó la necesidad de modificar la poligonal con el propósito de desincorporar a Punta Gorda y Bahía de Vergara, manifestando que tanto ese arrecife como la Bahía se encuentran inmersas en un proceso de deterioro sin retorno y por lo cual deben de ser excluidos de la protección legal. Lo anterior se ve agravado por el hecho de que el PNSAV carece de programa de manejo vinculante.

En este sentido, opiniones de expertos como el Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (CIBNOR), señalaron que “En todo caso, si una zona dentro de un ANP ha perdido su funcionalidad ecosistémica el organismo responsable del manejo de dicha ANP debe ser llamado a rendir cuentas ante la sociedad. No se puede sacar del estatus de protección una ANP sólo porque no ha sido protegida como dicta la Ley”.

Los académicos consideraron inadmisible que la Conanp haya contravenido sus objetivos y misión principal, que es la de conservar el patrimonio natural de México y los procesos ecológicos a través de las ANPs

En este sentido, cabe recordar que las ANPs son un instrumento de política ambiental concebido para la conservación de los ecosistemas y de la biodiversidad del país, cuya finalidad última es la satisfacción de diferentes derechos humanos, muy particularmente el derecho al medio ambiente sano.

La conclusión de los expertos y académicos que han emitido sus opiniones respecto del proyecto coinciden en que la posible ampliación del puerto de Veracruz hacia la Bahía de Vergara acerca a la ciudad de Veracruz a un umbral de alto riesgo ecológico y socioeconómico, pues “la construcción potencial de un Rompeolas en cualquier ubicación de la Bahía, derivará el tránsito de aguas y sedimentos para condicionar permanentemente un efecto “cascada” con “lluvia” sumergida de sedimentos finos sobre los arrecifes del SAV”.
Por lo anteriormente expuesto, el reporte concluye que:

1) La Conanp, por diferentes circunstancias, ha incumplido con las obligaciones legales que le impone el marco jurídico para el manejo adecuado del PNSAV, como lo demuestra la ausencia de programa de manejo y el deterioro grave de los arrecifes. Estas omisiones se han traducido en la continuación del deterioro que vive el PNSAV y por lo cual es responsable.

2) La Conanp, al elaborar el EPJ y el decreto de 2012, ignoró sin sustento las voces de los expertos que referían la importancia y papel preponderante que juegan el arrecife de Punta Gorda y la Bahía de Vergara para el mantenimiento de los procesos ecológicos en el PNSAV; y
3) El proceso de deterioro que sufre el PNSAV es el mismo que el que originó el decreto de 1992, por lo cual se estima que no han cambiado sus condiciones ambientales. El deber de CONANP era y es combatirlos, no desincorporar áreas vitales para el PNSAV que posteriormente serán utilizadas para megaproyectos.

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