• El avance de la agricultura industrial ha traído graves impactos ambientales como deforestación y amenaza a la gastronomía mexicana, patrimonio de la humanidad.
  • Se requiere una legislación orientada a proteger la agricultura tradicional, base de la identidad cultural y de la alimentación del pueblo mexicano.
El Centro Mexicano de Derecho Ambiental, en conjunto con el Grupo de Vicente Guerrero de Tlaxcala, entregaron este miércoles en la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), una carta dirigida a su titular, José Calzada Rovirosa, y suscrita por más de mil 250 personas a través de la plataforma www.change.org[1], en la que se le solicita proteger el sistema tradicional de cultivo más importante de México: la milpa, de los embates de la agricultura agroindustrial, en el contexto de la negociación del Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y Canadá.
El texto, dirigido también a Idelfonso Guajardo, Secretario de Economía, así como a los presidentes de las Mesas Directivas y Comisiones de Agricultura y Ganadería de las Cámaras de Diputados y Senadores, les pide concretamente, como representantes del Estado mexicano, impulsar modificaciones al marco jurídico del sistema agroalimentario nacional y llevar a cabo programas públicos que promuevan los agroecosistemas tradicionales, la diversificación productiva, la agrobiodiversidad nativa, los fondos comunitarios y ferias de semillas, el tianguis y mercados locales, así como la participación preponderante de los campesinos en la elaboración de estos programas.
La misiva recuerda que México es centro de origen y diversificación genética de alrededor del 15.4% de las especies que se utilizan hoy en el sistema alimentario mundial, lo cual es producto de una «hazaña histórica y civilizatoria realizada por los pueblos originarios de nuestro país, en conjunto con las comunidades campesinas y afrodescendientes».
De igual forma, según establecen especialistas en el tema, en México, el sector de unidades de producción menores a 5 hectáreas sigue siendo el mayor empleador de mano de obra del sector agrícola y el mayor productor de los alimentos básicos, maíz y frijol, aportando cerca del 40% del valor del producto agrícola en menos del 20% de la superficie de labor y típicamente, en tierras de mediana calidad agrícola a marginales. La milpa sigue siendo, hoy en día, el agro-ecosistema más importante, por la extensión del territorio que ocupa, por la diversidad biológica y agrícola que alberga, pero también, por la diversidad de ecosistemas en los que se practica.
Las organizaciones señalan que en el contexto actual donde se encuentra México, de renegociación del Tratado de Libre Comercio (TLC), resulta fundamental que los acuerdos que se tomen protejan los modos de producción campesinos con base agroecológica frente al modelo agroindustrial, pues sólo de esa forma será posible preservar nuestros ecosistemas, garantizar el respeto al derecho humano a la alimentación, al medio ambiente, a la salud, al territorio y recursos naturales tradicionalmente manejados, al agua, a la identidad cultural, entre otros; y proteger la riqueza de la gastronomía mexicana, patrimonio inmaterial de la humanidad.
En las últimas décadas, los gobiernos han privilegiado el avance de la agricultura industrial en nuestro país, por encima de los sistemas tradicionales, lo cual ha traído graves consecuencias ambientales como cambios extensivos de uso de suelo que se traducen en deforestación y pérdida de zonas de recarga de acuíferos, entre otros. También han puesto en riesgo a la gastronomía mexicana, afectando a la milpa y a los cultivos principales asociados a ella, como son el maíz, el frijol, la calabaza, el jitomate, los quelites y los chiles, entre otros.
El avance de la agricultura industrial ha modificado también los hábitos alimenticios de los mexicanos, lo cual ha elevado los niveles de obesidad en el país. En contraste, la milpa y los alimentos asociados con ella, son una rica fuente de proteínas y antioxidantes. Tan sólo el maíz aporta la mitad del aporte calórico y proteico en la dieta promedio de los mexicanos y, combinado con otros elementos de la milpa, contribuye a evitar enfermedades crónico-degenerativas y a reducir el gasto público en salud que se genera para atender estas patologías.

A pesar de todos los beneficios anteriormente descritos, México no cuenta actualmente con una legislación, ni con políticas públicas bioculturalmente pertinentes que promuevan y protejan al sistema de la milpa del avance de la agricultura industrial. En general, los programas y subsidios federales y estatales para el campo ignoran los sistemas tradicionales.

Es por ello que se seguirá adelante con la campaña #Méxicocuidalamilpa, demandando al gobierno mexicano proteger nuestro patrimonio biocultural y, particularmente, a la milpa como base de la identidad cultural y de la alimentación del pueblo mexicano.

[1] https://www.change.org/p/la-gastronom%C3%ADa-de-nuestra-naci%C3%B3n-patrimonio-inmaterial-de-la-humanidad-es-identidad-y-tradici%C3%B3n-viva-que-emana-de-nuestros-pueblos-originarios-y-campesinos-desde-tiempo-inmemorial