El día de hoy, en el marco de la COP25, más de 100 organizaciones entregamos una carta pública a David Boyd, Experto Relator de Medio Ambiente Sano. El texto insta a los gobiernos a incluir metas más ambiciosas y medibles de reducción de contaminantes de vida corta en sus nuevos compromisos climáticos. Compromisos que se deben presentar ante la Organización de Naciones Unidas en marzo de 2020.

La misiva señala que se deben detallar en los compromisos los medios en que se implementar, y los cuales deben asegurar el cumplimiento de las metas establecidas. Asimismo, destaca que el cumplimiento de estas metas se debe enfocar en políticas integrales que reconozcan los diferentes niveles de afectación entre la población, con especial énfasis en la protección de niños, niñas y grupos vulnerables.

Un punto necesario para la medición es el especificar procedimientos de monitoreo, reporte y verificación que acompañarán la implementación de los compromisos. Por su parte, se debe supervisar que los gobiernos locales y las empresas respeten las políticas que se tomen y adecuar sus acciones a la inaplazable necesidad de mejorar la calidad del aire.

El tema es fundamental, toda vez que cada años, más de 4 millones de personas mueren por afectaciones provocadas por la contaminación atmosférica. Los datos señalan que nueve de cada diez personas respiran aire contaminado y que el problema afecta a más del 80% de quienes viven en ciudades, siendo los más afectados sectores vulnerables como niños y niñas, mujeres embarazadas y adultos mayores.

Aunado a esto, la humanidad está enfrentado una grave amenaza por la emergencia climática.

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