• «El Senado Mexicano, responsable de asegurar que la Estrategia Nacional de Energía 2013-2027 responda a los retos del cambio Climático» – Organizaciones.

 

México, D.F. a 5 de marzo del 2013.- «La Estrategia Nacional de Energía 2013-2027 (ENE), presentada recientemente por la Secretaría de Energía (SENER), no muestra avances importantes para que la política energética combata el cambio climático Corresponde al Senado garantizar que la ENE sea coherente con el desarrollo sustentable y de bajo carbono, es decir, menos dependiente de los hidrocarburos» señalaron organizaciones de la sociedad civil.

Aunque la ENE contiene elementos que abren la oportunidad para la diversificación energética, continúa con el impulso  del petróleo y gas como principales fuentes de energía, así como con la apuesta a la energía nuclear. Este documento -rector de la política energética- es contrario a aquella sobre el cambio climático presentada por el Presidente Enrique Peña Nieto en la instalación de la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático, el cual busca que México transite a una economía verde.

En conferencia de prensa, Centro Mexicano de Derecho Ambiental; Comunicación y Educación Ambiental; el CTS EMBARQ México; Equidad de Género, Ciudadanía, Trabajo y Familia; Fundar, Centro de Análisis e Investigación; Fundación Heinrich Böll; Greenpeace México e Instituto de  Políticas para el Transporte y el Desarrollo; coincidieron en que la ENE contiene elementos que abren la oportunidad para la diversificación energética, sin embargo, continúa con el impulso de fuentes de energía como petróleo, gas e incluso, energía nuclear, que poco ayudan a disminuir la contaminación y mitigar los impactos del aumento en la temperatura del planeta.

Las organizaciones solicitaron  al Senado de la República que durante el proceso de revisión y ratificación de la ENE, que realiza en este momento, incorpore metas concretas para una generación de electricidad más eficiente a partir de energías renovables, por medio de la mejora de la eficiencia energética, reducción de los combustibles fósiles y disminución de las emisiones, así como una auténtica transición energética que cumpla con la legislación nacional en materia de medio ambiente y cambio climático en el marco de los derechos humanos, la equidad de género y el desarrollo sustentable.

En este sentido, para la ratificación de la ENE, las organizaciones consideran que los puntos a tomar en cuenta por el Legislativo son:

 

  • Armonizar metas y objetivos con la Ley General de Cambio Climático. El 67.3 por ciento de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) -responsables del calentamiento global- provienen del sector energético. Por ello, la ENE debe facilitar y promover la reducción del 30 por ciento de las emisiones de bióxido de carbono equivalente (CO2eq) al 2020. Esto significa reducir 150 millones de toneladas de CO2eq por año en la producción y consumo energético.
  • Establecer metas concretas para el aprovechamiento de energías renovables y la mayor eficiencia energética. Los últimos estudios anuncian la capacidad económicamente competitiva de instalar 19 gigawatts (GW) con fuentes renovables al 2018, es decir, el 29 por ciento de la matriz de energía eléctrica.
  • No promover la explotación de petróleo y gas no convencionales, ni de energía nuclear. Los recursos que se asignen a este tipo de proyectos deben ser redirigidos a la promoción de fuentes de energía renovable. Los proyectos petroleros en aguas profundas y el gas shale contradicen el criterio de reducir progresivamente los impactos ambientales del sector energético.
  • Reducir el consumo de combustibles fósiles en el transporte. El transporte constituye el 22 por ciento de las emisiones totales de GEI, lo que equivale a 166 millones de toneladas de CO2e. La ENE debe promover  combustibles limpios, particularmente con bajo contenido de azufre, que permitan la adopción de tecnologías de punta para el control de emisiones dentro del sector transporte, así como la eficiencia energética mediante la implementación de normas vehiculares, así como medidas que reduzcan el consumo de combustibles fósiles y del automóvil privado.
  • Metodología para contabilización de externalidades. La ENE debe garantizar que la producción de energía incorpore criterios que actualmente no son tomados en cuenta en los costos de los proyectos, como es el caso de criterios ambientales (emisión de CO2, residuos, afectación a la biodiversidad) y de criterios sociales (mala calidad del aire, impactos a la salud, afectación del entorno, de los derechos humanos y de la situación de las mujeres, de los pueblos indígenas y tribales).