El pasado jueves 1 de diciembre Grupo Bimbo anunció públicamente el fortalecimiento de su Programa de Sustentabilidad haciendo un compromiso para ser cada vez mejores desde la perspectiva ambiental en sus operaciones. Lo anterior, a través de la introducción de innovadores programas de tecnología en vehículos y fomentando las compras verdes cumpliendo para ello con altos niveles de sustentabilidad.

 

Igualmente, han anunciado el desarrollo del Código de Conducta a Proveedores en Materia de Sustentabilidad, con el cual se busca comprometer la responsabilidad ambiental de sus operaciones en conjunto con las empresas que abastecen de insumos al Grupo Bimbo.  En el marco del proyecto de compras verdes, por ejemplo, “la madera que utilizará Grupo Bimbo provendrá de fuentes sustentables avalado esto por organismos internacionales como el Forest Stewardship Council.”

En el caso de Hewlett-Packard (HP), esta empresa ha sido ubicada este año en el primer lugar del Ranking Verde de Electrónicos que da a conocer anualmente Greenpeace. En la última edición de este Ranking Verde, se evaluó el comportamiento de las empresas según criterios de energía, eco diseño de productos y responsabilidad extendida del productor en el marco de la gestión de residuos electrónicos. HP fue ubicada en primer lugar por incluir criterios de sustentabilidad a lo largo de toda su cadena de producción y suministro.

En el rubro de empresas de servicios, la sustentabilidad también se traslada al sector bancario. Un ejemplo de ello es Banorte, institución que obtuvo una mención especial en la primera edición de los Premios a la Sustentabilidad, por incorporar la sustentabilidad como un eje fundamental de la responsabilidad social y conceptualizarla como “el maximizar la rentabilidad y el crecimiento de la institución, procurando en todo momento un desarrollo equilibrado entre los aspectos económicos, sociales y ambientales inherentes a la operación”, incorporando, entre otras cosas, la medición de su huella de carbono.

¿Por qué conviene ser ambientalmente responsable? Porque los negocios tendrían mejores prácticas, serían más eficientes, contarían con políticas de sustentabilidad, contribuirían a resolver problemas como el mal manejo de la basura o la mala calidad del aire, ahorrarían costos de operación y sus inversiones tendrían un retorno rápido, se venden como empresas ambientalmente viables (evitando a toda costa el greenwashing) y generarían beneficios sociales más allá de lo ambiental.

Tomando en cuenta todo lo anterior, así como el hecho de que el pasado jueves 8 de diciembre se dio a conocer el Índice de Sustentabilidad de la Bolsa Mexicana de Valores en el cual se encuentran, entre otras empresas, Grupo Modelo, Peñoles, FEMSA, Walmart y ASUR, debe de quedar claro el hecho de que la sustentabilidad es y debe de ser parte fundamental y permanente de las decisiones de los negocios. Quienes no lo hagan, con el tiempo se auto marginarán de los mercados que buscan cada vez más productos limpios, ambientalmente viables y benéficos para la salud de los consumidores.

Igualmente, lo antes relatado es una muy buena muestra de que cuando se quiere se puede, de que cuando existe el deseo, la voluntad y el compromiso para armonizar los negocios con el medio ambiente, la calidad de vida y la salud de las personas, se pueden alcanzar metas y objetivos como los ya descritos en estas líneas. ¿Estarán dispuestos otras empresas y empresarios para velar por sus negocios y al mismo tiempo por el capital natural de este nuestro querido México? ¿Les interesa velar por el capital natural del cual dependemos al 100%? ¿Darán las autoridades competentes los incentivos que se requieren para llegar a estos niveles de sustentabilidad?

Estos ejemplos nos hacen ver también cómo sí es posible llevar a cabo inversiones, negocios y creación de empleos y, al mismo tiempo, respetar a la naturaleza. Nos queda claro también que es posible hacer negocios y cumplir de manera efectiva con la legislación ambiental que les aplica, haciendo que se ubique el negocio en un ámbito de legalidad y Estado de Derecho en materia ambiental, algo en lo que, por desgracia, no se encuentran muchos otros actores de la actividad económica.

Así las cosas, y tomando en consideración que el desempeño ambiental de las empresas puede y debe de ser cada vez mejor, habrán de encontrarse las fórmulas adecuadas entre el gobierno, sociedad, consumidores y el sector privado para que ejemplos como los aquí comentados sean la mayoría en beneficio del propio negocio, de nosotros mismos y de nuestro entorno. Si no lo hacemos ahora mañana pudiera ser tarde en función de las amenazas ambientales que enfrentamos -particularmente en México-, ante nuestra vulnerabilidad al cambio climático.

 

Por Gustavo Alanis Ortega, Presidente del Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C. (CEMDA).