Entre 2006 y 2011 se registraron al menos 86 casos de ataques contra ecologistas en México, de acuerdo con un recuento del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda).La mayor proporción de las agresiones se registró en el Estado de México, con 17 por ciento del total; Guerrero, con 14, y Chiapas, Oaxaca y Veracruz, con 11 cada uno.Andrea Cerami, abogado del Programa de Defensa del Cemda, detalló que los ataques muestran una tendencia al alza e incluyen amenazas, detenciones arbitrarias y daño físico.»Los ataques que han recibido los defensores han venido aumentado. La situación es bastante preocupante y varios organismos internacionales han reconocido esa situación de peligro», alertó en entrevista.»El 20 por ciento de los ataques derivaron en asesinatos o ejecuciones extrajudiciales de los defensores ambientales», alertó en en entrevista.Las causas más frecuentes de las agresiones, agregó, tienen que ver con conflictos por la explotación de recursos mineros, manejo de recursos naturales y proyectos de desarrollos turísticos.La situación de violencia relacionada con el crimen organizado, apuntó, ha hecho más vulnerables a los defensores del medio ambiente.»Cotidianamente hay una fuerte contienda entre grupos de narcos que buscan el control sobre el territorio, lo que impacta en temas ambientales», comentó.Un ejemplo, indicó, es el caso de Cherán, en Michoacán, donde las comunidades han debido asumir por su propia cuenta la defensa de sus recursos forestales ante la presencia de bandas de talamontes vinculadas al narco y la complacencia de las autoridades.Los ambientalistas, señaló, deben beneficiarse del mecanismo de protección a los defensores de los derechos humanos que se comprometió a adoptar el gobierno federal y que todavía no ha sido puesto en marcha.Uno de los casos más recientes se registró en Guerrero, en donde fueron secuestrados en diciembre pasado Marcial Bautista y Eva Alarcón, presidente y asesora de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán y Coyuca de Catalán, y además integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, sin que a la fecha se tengan datos de su paradero.Javier Hernández Valencia, representante en México de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, señaló por su parte que, a pesar de que se tiende a considerar a los defensores del medio ambiente en situación de menor riesgo en el país, son cada vez más víctimas de las agresiones que sufren otros activistas.»Padecen incidentes violentos, ataques, agresiones verbales, y en casos más graves asesinatos y desapariciones», lamentó.Por otra parte, advirtió, no se requiere ser integrante formal de una organización ambientalista para ser víctima de ataques por proteger el entorno.»Cuando la gente de a pie a se dedica a defender el bosque, el agua, o una parte de la naturaleza, es víctima de agresiones, hostigamiento o incomprensión», apuntó.La protección de los ecologistas, consideró, debe adquirir mayor relevancia en las discusiones internacionales sobre medio ambiente y sobre derechos humanos.Expresó su confianza en que el asunto se incorporará a la agende de la Cumbre Río + 20 que se realizará en Brasil en julio de este año.La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) trató el tema en una audiencia realizada el año pasado.Alto riesgo…Algunos de los casos recientes de ataques a defensores del medio ambiente en México:· Aldo Zamora, defensor de los bosques en el área de las Lagunas de Zempoala, asesinado en 2007.· Mariano Abarca Robledo, líder de movimiento comunitario en contra de la apertura de una mina en Chicomuselo, Chiapas, asesinado en noviembre de 2009.· José Ramón Aniceto Gómez y Pascual Agustín Cruz, líderes indígenas y defensores comunitarios del agua en Pahuatlán, Puebla, encarcelados desde enero de 2010.· Marcial Bautista y Eva Alarcón, presidente y asesora de la Organización de Campesinos Ecologistas de la Sierra de Petatlán (OCESP), secuestrados en Guerrero en diciembre de 2011.· Ascencio Villa Santana, integrante de la OCESP, asesinado en diciembre de 2011.

Reforma / Adriana Alatorre