La Red de Acción Climática Latinoamérica (CANLA, por sus siglas en inglés), señaló a través de un comunicado que, una vez finalizada la COP25, quedaron “más dudas y malestares que garantías” y América Latina perdió una gran oportunidad, pues “muchos de sus representantes de organizaciones de la región no pudieron estar presentes para vigilar las acciones de sus gobiernos”, además de que se perdió la posibilidad de avanzar hacia “una mayor cohesión regional frente a la urgencia y demandas por la acción climática”.

El impasse de la sesión de apertura también dejó a los países de la región y, en particular, a bloques más progresistas, como a la Asociación Independiente de América Latina y el Caribe (AILAC), prácticamente ausentes de las negociaciones.

En este sentido, la red señala que la COP se quedó en una “sucesión de promesas desestructuradas”. Respecto al acuerdo de París, apunta la organización, Chile ha renunciado a que los países se comprometan a mayor reducción de sus emisiones, por lo que nos encaminamos a un mundo mucho más cálido. “El tiempo se agotó”, enfatizó Alejandro González, asesor senior de cambio climático para América Latina y el Caribe de Christian Aid.

Los gobiernos, señala la CANLA, mostraron una incapacidad de encontrar acuerdos. Para Alejandro Alemán, coordinador de CAN América Latina, “Los limitados resultados de esta conferencia son reflejo de las circunstancias sociales y políticas nacionales de muchos de los países de nuestra región, pero particularmente del país que ostenta la presidencia de esta COP (Chile). Estos decepcionantes resultados evidencian que la transición hacia sociedades más sustentables es más desafiante cuando se erosionan las bases de la democracia y los derechos humanos. Con las insuficientes respuestas a este desafío, la presidencia chilena de la COP no únicamente agrava las condiciones de irrespeto a los derechos fundamentales de su propio pueblo, sino también atenta contra los de toda la humanidad”.

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